15 dic 2016

HUERTA ANTU NEWEN, EL PORTAL A OTRA DIMENCION.


Días a tras recordaba la hermosa sensación que tuve cuando ya estaba todo plantado y comenzaban a crecer las hortalizas. Incluso aquel día donde una vecina andaba paseando a su gallo palomo y su gallina que supongo  se llamaba paloma, y dejo que recorrieran la huerta un momento mientras conversaba en el kiosco con otros vecinos. 

Mientras observaba a las gallinas me imagine agregar animales en la huerta porque sentía una sensación muy potente de estar fuera de la ciudad en el campo, aun que pasaba la locomoción colectiva y autos constantemente.  Me dije, estas ideas son producto de mi esquiizofrenia social.

En otra  oportunidad conversando con un amigo que iba pasando por Antu newen, lo invite a
entrar para no tener que estar ablando fuerte ya que me encontraba realizando algunos trabajos menores y al entrar sonreía mientras  caminaba por el pasillo y me comenta con cara de asombro ¡¡ oye me siento que estoy en el campo !!. Le comente que también había tenido esa sanación y que tenia la teoría que cualquiera que entrara en calma podría disfrutar de esa experiencia.


Paso el tiempo y un día voy a la huerta a juntarme a labrar con unas vecinas y al llegar veo a una muy acostada en el pasillo tomando el sol como si no estuviera en la vía publica, me sonrió y al verme me cometa la grata sensación que se siente sentirse fuera de la ciudad.

Pasan los días y decidimos con los vecinos tomar desayuno en la huerta. Mientras estábamos concentrados cada uno en la conversa me doy cuenta que al pasar los vecinos se sonreían y ponían cara de admiración. Hasta que uno nos comenta que era genial lo que estábamos haciendo, que se veía como si estuviéramos en el campo y  que le daban muchas ganas de estar con nosotros. Una de las vecinas lo invito pero no podía aceptar porque tenía asuntos que hacer. Vivir eso  fue potente y me convencí que nuestra huerta es mágica. Casi, al estilo de las crónicas de Narnia (me salió el niño que llevo dentro).

Pasado los días estaba regando cuando aparece un amigo que entabla conversa con Luisa. Mientras yo regaba tenia mis pequeñas orejas parada escuchando lo que hablaban. Al ver que habían zapallos italianos lo llamo que entrara a cosechar. El muy cómodo me responde que yo le sacara, a lo que me negué. Al ver que no sedería se decidió entrar. Cuando abrió la puerta y comenzó a caminar por el pasillo le apareció una  sonrisa y una expresión de admiración y comento ¡¡ oooh !! Que sensación más linda se siente entrar a la huerta, me siento en el campo. Así es le respondí, la huerta es mágica. Bienvenido a otro mundo.

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